Supersticiones de la Lotería de Navidad

La elección de los números que conformarán la totalidad de la lotería que compremos para el Sorteo Extraordinario de Navidad supone toda ceremonia repleta de manías y supersticiones previas, durante y posteriores a la compra del décimo. Cualquier razón por ilógica que resulte nos sirve para justificar que en esta ocasión tendremos suerte y nos tocará.

Una de las supersticiones más populares en lo que a la elección del número se refiere tiene que ver con la búsqueda de números que tengan que ver con fechas que han sido importantes, ya sea a título personal (nacimiento de un hijo) o a nivel general (fecha de la victoria del Mundial de fútbol, el año pasado).

No obstante, siempre hay gente que se mantiene fiel a un mismo número a lo largo de los años por varias razones: la primera, que tienen absoluta confianza en dicho número, y la segunda, que dejar de jugar un año a ese número supone arriesgarse a que toque y nos acordemos de ello durante toda la vida.

Además de esto, la creencia falsa, siempre presente, de que unos números tienen más probabilidades de tocar que otros marca en muchos casos la elección, siendo el 5 y el 7 los números finales más solicitados por la gente.

De entre todas las supersticiones que marcan el durante de la compra del décimo el más importante es aquel que marca que la entrada en la sede de lotería debe realizarse con el pie izquierdo y asegurarnos de que el lotero nos dé nuestro décimo con la mano derecha. Si nos da el décimo con la mano izquierda será un signo de que la suerte no nos sonreirá y puede decirse que existe la creencia de que el décimo estará gafado desde ese preciso instante.

Otras creencias, más exageradas aún si caben, nos dicen que debemos saber muy bien el día en que acudimos a comprar el décimo, ya que en función de que sea par o impar el día deberemos colocarnos a un lado u otro de la cola que haya en la administración de lotería.

Por último encontramos los rituales a posteriori, es decir, una vez que ya tenemos el décimo de lotería en nuestro poder. Comienza así una nueva fase en la que pasar el décimo por un gato, frotarlo contra la tripa de una embarazada, por la cabeza de un calvo, la espalda de un jorobado o colocarlo justo al lado de una figura divina o un santo son algunos de los procedimientos más populares entre la población.

Y no lejos, también existe la afluencia a comprar décimos en las ciudades premiadas el año anterior o a aquellas que más fortuna han repartido a lo largo de los años, como es el caso de la población de Sort, en Lleida, o de la Administración de Doña Manolita, en la Gran Vía madrileña. Otras administraciones que reciben más afluencia son aquellas en las que se ha dado durante el año alguna catástrofe medioambiental. Existe la creencia de que estas ciudades estarán tocadas por la fortuna debido a la mala suerte que les ha tocado vivir.

Nos queda claro que casi todos los ciudadanos que compran Lotería de Navidad realizan alguno de todos los rituales que hemos señalado a lo largo del artículo. Los que aún mantienen la lógica y la razón sobre los juegos de azar son los menos y cada vez se ve reducido más y más su número.

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